Lo que viven las Violetas. Violette

de María Victoria Atencia Porque te fue negado el tiempo de la dicha tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico y la tierra no supo lo firme de tu paso. Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente -tal se entierra a un vencido al final del combate-, donde el agua en noviembre calará tu ternura y el ladrido de un perro tenga voz de presagio. Quieta tu vida toda al tacto de la muerte, que a las semillas puede y cercena los brotes, te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca sabrás el estallido floral de primavera. De Arte y parte (1961) y Cañada de los Ingleses (1961)

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